Viaje x Argentina - Etapa 5

Bitácora de viaje # 13-5: Lagunas de Yala (Jujuy)

Ybrero en ruta, (250 cc.):
Danny Karaoke

Total bruto desde salida de Bs.As.: 2.503,5 kms

Ahora sí: se vienen las primeras fotos de los lugares “para caerse de toor” como les fui contando x sms.
A veces me siento como estando en Bariloche. Hay muchas similitudes como para no considerar semejante analogía: en poco tiempo, un viaje tras otro, buena onda, amigos, poco descanso y también paisajes espectaculares de bosques, valles y caminos de montaña.
La única diferencia substancial -y doble- en este caso; sería que en vez del micro los recorridos se hacen mucho más divertidos en la moto y que aquí la nieve no está presente en esta época del año.

Mañana del viernes y “Daniel-San” tenía sus pies un poco mejor luego de la sesión con el “Dr.Miyagui”, así que luego de un excelente almuerzo con hamburguesas y fritas caseras “en casa” con la familia de Luis (Centauro) incluyendo a sus papás y al amigo Marcelo (Chef) con su infaltable Motomel enduro “Skua” (compañera del camino); nos dispusimos a realizar la primer ruta conjunta de la visita. De las tres previstas para viernes, sábado y domingo, era la de menor distancia. El destino elegido entonces, era el circuito turístico de las lagunas de Yala, aquí en Jujuy a unos 40 kms de la casa de Luis.

Cosas que voy aprendiendo, mis amigos; es que 40 kms por estos lares no se pueden considerar de la misma manera que en nuestra querida y chata superficie de Buenos Aires. El motivo es simple: las rutas suben y bajan, se internan en territorios de valles montañosos que recuerda a películas épicas como “Ben Hur” o hasta las montañas nubladas del “señor de los anillos” y cosas por el estilo, de imponente belleza natural, gran tamaño y sobre todo, curvas que en algunos casos son frecuentes a 20 o 10 metros una de otra, doblando a 90°, incluso 45° o a veces menos. También tenés “peraltes locos” que no te ayudan. Hay caminos extremadamente sinuosos y no todos ellos están asfaltados. A veces tenés que pararte sobre los pedalines de la moto y maniobrar “de parado” parecido a como hacen los de los X-games con las motos escaladoras, porque lo accidentado del ripio y estrechez de las curvas (en declive) complican sumamente las maniobras. Estando sentado “normal” tanto peor.
Es muy bello ver que “al natural” por ejemplo en ripio o arcilla (mejorados con topadora) o incluso sobre suelo de SAL en el desierto (pero eso les cuento en otra bitácora) el cambio de paisajes es algo para tener muy en cuenta a la hora de calcular tiempos de viaje y cuidados para tener antes de salir, tanto para el vehículo como para con uno mismo.
En síntesis: esos 40 kms se sienten como si fueran 150 kms (y llevan su consecuente tiempo)

Otra cosa importante es el clima: sucedió lo mismo que cuando fui a Mendoza y luego hicimos ruta hacia las montañas: en la “base” el clima puede ser de 30 grados, pero cuando ascendés por las montañas, la temperatura es entre 5° y 10° más fría. Y si vas muy alto, las nubes que habitualmente las ves “desde abajo” ahora las mirás a “tu alrededor” y siempre tienen una fría niebla que cuando las atravesás te moja un poco. Aun sigo resfriado por los constantes cambios de clima, pero no llega a ser un mal mayor.

Cuando estás transitando por 30 kms en ripio de montaña (12 km en ascenso hasta la laguna y 18 km en descenso, por otra ruta) no podés ir a más de 25km/h o si te sentís muy confiado, 35km/h. Más allá de esas cifras, es cuestión de suerte evitar una caída con limada segura en esos suelos lleno de piedritas. Vaya castigo para mi 250, luego de hacer más de 2.400kms de ruta, la pongo a prueba sobre el ripio de montaña! Estoy pensando que si Lúcia pudiera me putearía de lo lindo por las cosas que le hago hacer y cuánto se la exige… ja ja ja pero ella siempre encuentra la forma de sobrevivir a mis caprichos, sorteando exitosamente cada prueba que el camino nos depare.

Jujuy es realmente una provincia bellísima: quizá Salta sea conocida por sus paisajes pero ciertamente Jujuy no se queda atrás en lo más mínimo. Si Salta tiene fama de “la linda”, estimo que Jujuy merecería un “magníficamente espectacular” como posible descriptivo de base.

Salimos los 4 en tres motos: Luis y Solange en su ybr 250, Marcelo (Chef) en su Motomel enduro 150, y yo en la Lúcia (que está más lúcia que nunca: alta mugre y bichos pegados de 7 provincias y 2 países, sólo de este viajecito). Luego de 25 minutos de ruta x autopista, saliendo de Palpalá llegamos a un lugar donde culmina el asfalto y empieza el ripio, en ascenso. Allí bajaba un cauce de montaña (agua en deshielo de las cumbres andinas) que tenía la forma de río semi seco y de fondo altamente pedregoso, muy abundante en esta zona. Son los que constituyen las coloridas postales turísticas y también las tapas de cuadernos éxito que alguna vez casi todos hemos utilizado durante nuestra escolaridad.

Miro el ripio en ascenso y mis primeras inquietudes oscilan entre… “aguantará la moto aquí?” – “serán muchos kms así?” – “si pincho que hago?” O sino, “el más temido: aguantaré yo???” Verdaderos enigmas de un bicho de ciudad, como dice el tema de los piojos. Enigmas teóricos que cuando pasás a la práctica y te internás en una especie de rally de montaña tipo turismo aventura, olvidás por completo. La experiencia es demasiado grosa como para preocuparse de semejantes nimiedades. Tal cual. Y obviamente, la recomiendo 100% para el que pueda hacerlo. Andar en moto está muy bueno, claro; pero cuando tenés la posibilidad de hacerlo en compañía de tus amigos y en lugares como éstos, la experiencia se potencia y se disfruta -en mi caso- como algo nuevo e inesperado que suma muchos puntos más a la salida motera que realices. Casi de seguro me atrevo a decir que no he tenido un día más motero-feliz que el de hoy. No faltó nada.

Como me gustaría que todos estuviéramos juntos acá para vivir esto! Pero como no se puede, por lo menos traté de sacar varias fotos de los paisajes, porque a cada paso uno se va asombrando y cuando cree que lo que viene es “más de lo mismo” (en el buen sentido, claro) lo que aparece delante de tus ojos es algo aún más sobrecogedor y mejor aún que lo presenciado hasta ese momento. Hay lugares que hacen darte vuelcos al corazón, te llenan de emociones por lo inmenso del tamaño natural y la combinación entre montañas, valles, rutas, vegetación, ríos, lagos, etc. Son las cosas que hay en películas o fotos que a veces se antojan lejanas, pero cuando estás ahí se te llena el bocho de pensamientos lindos.

Nuevamente los queridos animalitos siempre estuvieron presentes a la vera del camino y se nos cruzaron esporádicamente. Caballos, vacas y toros. Hasta un perro que nos ladraba y apuró (como lo hacen los que persiguen coches allá en casa) pero lo peor fue un grupo de vacas que un toro con cara de pocos amigos custodiaba mientras cruzaban el camino de ripio. Confieso: quise sacarle una foto al toro para que vean lo jodido de la escena (tuvimos que esperar y acomodarnos para pasar con mucho cuidado sin molestar al bicho) pero la forma en que el toro nos miraba y empezaba a patear el suelo con su pezuña delantera derecha como tomando carrera para una posible embestida contra nosotros, me hizo cambiar de opinión y cuando tuve un “clarito” pasé a toda velocidad x las dudas.
Ojo que es posta… me cagué en las patas con el bicho ahí parado “de guante” con carucha de “pasá que te reviento” y pateando el suelo. Quisiera ver a más de uno que quizá no sale a motear si no está “todo 100% seguro” qué haría en una situación como esa?? Sarasasasa!! Rajemos.

Si bien la motomel de Marcelo (Chef) al ser enduro era más “local” en este terreno semi-salvaje, hay que destacar que tiene muchos menos HP que la YBR y las subidas quizá le costaban un poco. En cambio, ambas YBR (la de centauro llevaba a DOS personas) iban sin problemas ni derrapes por la senda sinuosa y en ningún momento le faltó potencia de marcha o adherencia al suelo más de lo “normal” si tenemos en cuenta lo accidentado del camino. Una nueva dura prueba, superada por este producto de la casa de los diapasones. Me saco el sombrero.

Parábamos cada pocos kms a sacar fotos del paisaje andino (ya con un poco de altura) y los puntos panorámicos son realmente geniales. También improvisábamos “trípodes” para realizar la foto con el auto disparador así salíamos todos. A medida que ascendíamos, el paisaje se hacía más silvestre y había cada vez menos personas. Vean uds. mismos algunas de las fotos que voy a ir posteando y cuando tenga tiempo subo más. Algunos de los cursos de agua se metían como charcazos que sin respeto al camino, se abrían paso hacia las partes más bajas de las laderas montañosas con sus torrentes. También estuve haciendo algunos mini videos para mostrarles los caminos locos que estuve recorriendo y el respeto que exigen al transitarlos, sino te tiran x el barranco. Nada de “porteñadas” haciéndose el valentino. Acá hay que ir muy despacito, mis amigos. Además, yendo tranquilo se disfruta mucho más.

Luego de casi 45kms de ruta variada con múltiples curvas y ripio en ascenso, rodeado por ríos de montaña y frondosa vegetación, con las últimas luces del día arribamos a Laguna de Yala (tengo entendido que oficialmente son “las lagunas” pero en esta visita yo vi una sola). Otra cosa frecuente son los precipicios: de un lado la montaña, del otro, la nada (guard rail? Noooo esos son pensamientos de citadino!) Paisaje al natural y 100% “rústico” (como diría mi amigo martincho) ja ja – También son frecuentes los carteles de “zona de derrumbes” y en ocasiones el camino se hace más angosto gracias a la cantidad de piedras abundantes que caen sobre él. Esto sucede no solo en caminos de ripio sino también en asfaltados de montaña (ahí si con algún que otro guard rail) pero casi siempre en las curvas, donde menos uno necesita que haya piedritas para perder la estabilidad de marcha. Si si, justo ahí es donde los ves.

Al bajar para hacer fotos junto a la laguna, tuve el infortunio de que los pies me jueguen otra mala pasada, pisando mal caí nuevamente, metiendo la pata en el barro y todo. Por suerte la torsión no fue muy heavy esta vez y pude seguir caminando para volver a la moto y emprender el regreso. De todas maneras, una nueva torcida no ayudó en absoluto.

Luis y Marcelo se ponen de acuerdo sobre regresar por un camino diferente al que hicimos durante el ascenso, y enfilar hacia los 18kms de ripio en bajada, pasando por el lujoso spa de termas de Reyes, en el costado de una de las montañas. BONUS TRACK: La Noche en la montaña.
Si algo le “faltaba” a esta salida motera para ser aun más sorprendente, era exactamente eso. De todas maneras, sabíamos que el regreso iba a tener una parte nocturna y por el mencionado camino de ripio, pero esta vez iba a ser durante la bajada. Cuando subíamos habíamos visto a un motero que venía en bajada, con el vehículo apagado y simplemente dejándose caer. En el momento nos pareció muy loco, pero cuando comenzamos a bajar y como vimos que las motos se iban solas, decidimos probar un poco. Así, durante casi 5 kms la bajada fue ”al natural” con los motores detenidos y en caída libre, lo cual estuvo muy bueno. Seeeeee ya sé: la cristalización de pastillas? Supongo que debe ser un tema de “pastillas cobardes” porque nunca se cristalizaron y funcionaron perfectamente, con las motos apagadas. Después de todo, los frenos que traen estas motos son dispositivos mecánicos, no electrónicos. Además, lo hicimos por un tramo relativamente corto y la pendiente no era excesivamente brusca.
Luego de esos casi 5kms de bajada “off” encendimos las motos ya que empezaba a oscurecer mucho y encima en ese tramo del recorrido las bajadas no abundaban: el terreno se hacía recto y a veces iba incluso en subida.

En cuestión de segundos se hizo una noche realmente negra como pocas, pero con una sensación ambigua de estar perdidos (y al mismo tiempo, siguiendo un camino) en medio de la jungla que reviste esas cumbres andinas. Atravesando arboledas sobre el suelo de ripio a veces seco, a veces con charcos, cuando aparecía un claro en la noche podías ver a las montañas de enfrente, oscuras, impresionantes, gigantes y majestuosas. Cercanas pero lejanas. Su sola presencia les aseguro que infunda admiración y respeto, no sin algo de temor reverencial incluido; especialmente de noche.

Animales aquí… charquitos allá… antes de llegar al sitio panorámico de las termas de Reyes nos topamos con un “charcazo” de agua que venía bajando y ocupaba todo el camino de lado a lado, con una extensión hacia delante de unos 8 metros de longitud, por lo menos. La idea se aprobó x unanimidad: hagamos un par de pasadas en moto y saquemos fotos “trial” con splash de agua y todo! Hagamos nuestro propio “Dakar” y aprovechamos a hacer un par de pasadas, sobre agua en un sendero de montaña sumamente oscuro. Realmente fue muy divertido.

En el mirador de las termas, pudimos ver (además de una parejita haciendo cochinadas en un 128 como si fuera Villa Cariño) la luna asomarse entre las motañas. Como lamento que mi cámara de fotos esté rota en el display y no pude ajustar ISO o blancos o diafragma o ALGO para tratar de mostrarles lo que era semejante espectáculo.

Luego llegamos a la localidad de Reyes -siempre en territorio jujeño- la ruta asfaltada trajo más seguridad y velocidad final. Casi olvido mencionar que los pueblos que rodean al valle de acceso a Yala y Reyes son verdaderamente preciosos. Muchas casitas bajas y pintorescas que dan una onda natural al lugar, haciendo agradable la vista.

Al llegar a la casa de Luis, cenamos y más tarde fuimos a otro cantobar, en San Salvador de Jujuy (la Capital) pero justo estaba cerrando y terminamos en otro que anduvo bien y cantamos un par de temas, compartiendo la noche karaokera con gente amiga de Luis en su propia mesa. Buena onda por todos lados. No me canso de pasarla muy bien. Esta gente me está “malcriando” mucho! Ja ja ja Me consienten, tienen paciencia. Trato de moderarme para no ser abusivo, su amabilidad y hospitalidad han sido increíbles como sus paisajes. SON UNOS CAPOS!!! y se hacen querer mucho. Cuando tenga que partir los voy a extrañar de verdad.

Una breve pasada x el casino confirmó que estaba cerrado y cuando probé suerte en otro, donde perdí $20. (si considero los $80 de Esquina, aun estoy $60 “arriba”) Y volvimos a dormir “temprano” a eso de las 5:00hs porque a la mañana nos esperaba otra ruta con los ybreros de Salta, en su provincia. La promesa era una ruta de montaña llamada “la cornisa” que une a Salta con Jujuy. Seguramente otro gran paisaje para disfrutar y rutear en moto.

Me cuesta mucho comprender por qué somos tan tercos de querer vivir si o si en Capital Federal o en ciudades sobrepobladas, apiñados, incómodos, pagando precios exorbitantes por un depto monoambiente, olores desagradables, piquetes descontrolados, precios de bienes x las nubes, sin lugar para estacionar, viajando como ganado pero… eso si: “con todo cerca”, no? Cuando uno visita lugares como éstos, se despierta una sana envidia… por lo práctico de vivir cómodamente en un país donde hay espacio de sobra, para que todos estuviéramos bien y sin pagar $9 la hora de estacionamiento. Ay ay ay… que cosas que tienen estos humanos tontos. Alguien nos convence que vivir como sardinas es lo mejor y ahí vamos todos, sin chistar.

Reflexionando sobre todas estas cosas saco la conclusión de que no me gustaría pasar mis años de esa manera: algún día (ojalá que no muy lejano) espero poder encontrar un gran lugar espacioso, para estar menos acelerado y disfrutar mejor de la naturaleza. Mientras tanto, mi expedición por otros lugares del mundo, ha de seguir.


CONTINUARA…

Abrazo grande a todos
Danny Karaoke

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