Viaje x Argentina - Etapa 7

por Invitado Mar 17 Feb 2009, 05:11

Bitácora de viaje # 13-7: Un paseo para el asombro…

Ybrero en ruta, (250 cc.):
Danny Karaoke
Luis (Centauro) y Solange
Marcelo y Gustavo (motomel Skua 150)

Derrota:
Quebrada de Humahuaca, Purmamarca y el Desierto de Salinas Grandes

Kilometraje de esta visita: 294,2 Kms

Total bruto desde salida de Bs.As.: 3.075,9 kms

Creer que “lo bueno ya había pasado” fue un error de mi parte. La provincia de Jujuy -siempre de la mano de los amigos grosos Centauro y Marcelo- tenía aún ciertos “ases” bajo la manga y faltaba realizar la mayor de las tres rutas previstas en mi visita. Luego de las lagunas de Yala y la Cornisa salteña: la cita eran las rutas en altura de Purmamarca, los cerros de colores y también la famosa Quebrada de Humahuaca.

Luego de ver sitios de los que estos ojos porteños y citadinos han sido testigos, no puedo dar crédito a mi buena fortuna y la genial oportunidad de visitar estos páramos de montañas, caminos sinuosos, ríos y tierras yermas donde la presencia humana es prácticamente nula. El destino final iba a ser la localidad desértica de Susque, distante a 240 kms de Palpalá y ubicada cerca del paso de Jama hacia la frontera con Chile.

La noche anterior ambos pies se me hincharon, asi como asi… como ya dije anteriormente: la gente aquí en Jujuy es maravillosa: de nuevo el amigazo Luis y su mamá Yoli salieron a mi rescate y me dieron un desinflamatorio, para poder pasar la noche. Les digo sinceramente, no podía mantenerme en pie, mucho menos andar en moto… y empecé a pensar seriamente que la travesía propuesta (la más atractiva de todas en mi visita) iba a quedar en el tintero para una futura ocasión.

Pero ocurrió que al cabo de varias horas de descanso pude amanecer con los pies casi normales y eso, sumado a la posibilidad concreta de caminar por la casa sin grandes molestias (pero siempre con mucho cuidado) reavivó mi buen humor y ganas de salir a la ruta una vez más.

Nuevamente el “dream team” rutero se juntó. La jornada se presentaba algo nublada y con un calor de casi 30° medio sofocante. El Sol se escondía muy tímido y no se dejaba ver. Nos aprovisionamos de combustible al salir ya que no sabíamos si conseguiríamos nafta “de la buena” en la ruta que habíamos elegido. Incluyendo un bidón “por las dudas” de 4 litros para la skua, que era la de menor autonomía y llevé en mi mochila.

En la ruta, a unos 50 kms de Palpalá, observamos que los valles se iban abriendo y se antojaban inmensos a los ojos. Muchos de ellos me recordaban las escenas de “Forrest Gump” cuando Hanks va corriendo por todo EE..UU., solo que al ser en mi propio país y vivirlos in situ, en moto y con amigos; se disfruta muchísimo más.

A medida que ascendíamos kms de ruta ganando metros sobre el nivel del mar (íbamos a llegar hasta 4200 MSNM, aprox.) varias cosas iban cambiando: el paisaje se hacía mucho más árido y ya no se observaban los verdes frondosos de las periferias a la capital de provincia. La vegetación se hacía por momentos más amarillenta y finalmente, rojiza. Entre ellas, un tramo del camino tenía costados de colores azulados que nunca había visto. Pienso en la cantidad de gamas que el suelo ha ido regalándome a lo largo de este viaje y no puedo creerlo. También empezaron a hacerse moneda corriente los cactus de diferente tamaño, abundantes en las tierras semidesérticas y pedregosas.
Otra cosa que cambiaba, era el clima que se enfriaba rápidamente (mucho más que en las visitas a Yala o la Cornisa) puesto que en esta ocasión íbamos a ascender muchos más metros. Hoy, en lugar de contemplarlas “desde abajo o enfrente”, a las montañas nubladas íbamos a pasarlas justo por el medio.

por Invitado Mar 17 Feb 2009, 05:12

Para un ybrero, nada mejor que otro ybrero! - Habíamos hecho casi 60 kms cuando divisamos a una YBR 125 brazuka color negro im-pe-ca-ble con un jinete Salteño que había hecho 123 kms hasta llegar ahí a la entrada de Humahuaca donde nos hallábamos fotografiando el paisaje y que estaba pasando justo donde nuestras rutas se cruzaban pero que teníamos destinos diferentes. Paramos junto a él y le comenté del club, para que se registre (Luis necesito tus tarjetas mágicas sino cada vez que me encuentro con algún motero estoy con las manos vacías para promocionar al club…)

Reanudamos la marcha ascendiendo por el valle de la Quebrada, al pie de las montañas ubicadas a ambos lados del camino. El paisaje se diferenciaba también de la cornisa porque aquí teníamos guard-rails y los carriles eran más anchos. Empero, la ruta se iba a poner mucho más sinuosa y poblada de curvas (primero en ascenso diurno y luego bajando de noche) exigiendo toda nuestra atención y respeto a la hora de transitarlas.

Con la subida, decidimos cambiar pasajeros y sacarle peso a la Motomel, para facilitarle el esfuerzo. Así que llevé a Gustavo (hermano de Marcelo) como copiloto a bordo de Lúcia y sus generosos HP de potencia. Al hacer el cambiazo, también detectamos un pequeño clavo insertado en la rueda trasera de la Skua 150 por lo que le pedí a Marcelo que no lo quitara y sigamos como hasta ahora. Al chequear la presión neumática vimos que estaba en un nivel muy aceptable.

Más adelante llegamos a un pueblo llamado “Volcan” y que tenía una (conveniente??) gomería al costado del camino. Nos detuvimos y mientras yo sacaba fotos como turista japonés, Marcelo y Luis estaban con el gomero, lamentablemente siguiendo su juego. Por qué digo ésto? Perfil y acciones del gomero: estaba bien vestido con camisa blanca y jean, muy limpio y para nada look “gomero engrasado”. Nos contó que venía de otro lugar y estaba apurado x cerrar cuando llegamos, interrumpiendo su posible almuerzo y consecuente siesta. Así las cosas, el tipo dijo “el clavo hay que sacarlo” y lo sacó de una, de guapo; con esto la rueda del Skua perdió rápidamente volumen y se desinfló por completo…
Para colmo, les dijo (DESPUES de sacar el clavo) a Luis y Marcelo: “yo se las emparcho, pero no desarmo la rueda ni tengo las herramientas…”

Finalicé la sesión fotgráfica (estaba a unos 30 mts de la gomería) y cuando llego al lugar de la gomería los chicos me ponen al tanto del asunto, con lo que mi 1er pensamiento fue “no había que sacarla!!” seguido de “al gomero lo cago a patadas…” pero me calmé y con Luis tratamos de salir del problema poniendo manos a la obra. Por lo menos el pseudo-gomero tenía una fucking llave cruz y Luis tenía las herramientas del YBR.
Luego de extraer la rueda del Skua, se la damos al gomero. Procede con el parche, la arma (como el orto, pero nos dimos cuenta después…) y colocamos la rueda de nuevo en su sitio, solucionando transitoriamente el asunto. Engrasados hasta la manija, alternamos métodos de limpieza en una canilla cercana y usando el bidón de nafta super, polvo de las montañas (para generar abrasión sobre la grasa y el aceite en la piel, neutralizándolos un poco) y con las manos casi limpias, pusimos proa hacia el pintoresco pueblo de Purmamarca.

Las montañas de colores rodeaban el camino y a pocos kms de Volcán teníamos otra vez la grata compañía del sol. Purmamarca es un pueblo muy antiguo y super pequeño con casas 100% rústicas y comercios tradicionales, feria artesanal de ponchos incluida. Lindos restaurantes pequeños, pero muy completos y con excelente nivel de servicio al turista (a precios coherentes) y comida casera abundante; hacen que se disfrute mucho de este lugar.

Recorrida fotográfica: picaba el bagre y… a comer! Saliendo del lugar busco Internet donde mandar la bitácora Nro 5 pero no encuentro lugar ya que el único que había, no autorizaba a conectar dispositivos USB x temor a posibles virus en sus sistemas… ufa! Y Marina cagándome a pedos x sms porque me atraso, ja ja ja
Una vez que hay Internet me iba a dar cuenta de que estaba finalmente con las manos atadas hasta regresar en varias horas más, a Palpalá.

Justo al reanudar la senda, notamos que la rueda de la Skua estaba baja de nuevo. Marcelo (hombre equipado) sacó su aerosol repara pinchaduras pero luego de dos aplicaciones y andarla un poquito; el volumen de la cubierta era otra vez cero. Noté que la espuma blanca inyectada en la cámara se escapaba sospechosamente por el pico, con lo que asumí que el gomero había colocado “apurado” la cámara como sea y al hacerlo dañó seriamente la posición del pico, haciendo mella en el caucho interno de su base cuando rodó la cubierta...
ME QUIERO VOVER CHANGO!!! Otra vez… a desarmar, no había gomería pero si un tipo “gaucho”, así que Luis esta vez se dio maña con Marcelo y casi no tuve que hacer más que supervisar e improvisar un caballete de piedras y maderas (la Skua, como Lúcia, no trae). Además, con la experiencia anterior ahora estábamos más diestros y Marce tenía una muy oportuna cámara de repuesto lista para colocar.

Por fin, concluido el segundo “momento gomero” nos dispusimos a reactivar nuestro derrotero, pero ahora sabíamos con certeza que no llegaríamos a hacer los casi 200 kms hasta Susque, sino que tendríamos que hacer un recorrido más escueto. Luego de Purmamarca, donde el ascenso se hace muy empinado, había bastante tráfico de camiones que derramaban gas oil en las curvas y éstas encima a veces tenían las famosas piedritas del derrumbe. Imaginen manejar en un lugar así… es jodido. Si te pasás de pillo, caes al suelo y te limás o bien te la das contra el guard rail del precipicio. Así que yendo entre 20 y 40 km/h en segunda (me la pasé tirando cambios porque en las subidas se complicaba mucho) llegamos hasta la cima de 4170 MSNM, a casi 100 kms de Purmamarca.

En ese sitio podías ver hacia abajo el trazado de curvas de montaña por el que subimos y a tu alrededor estaban las nubes (literalmente hablando) y soplaba un ventarrón gélido que obligó a replantear el tema abrigos y utilizar en todos nosotros las chaquetas de los trajes de lluvia.

Sugiero regresar ya que la hora avanzaba (casi las 19) y el sol se escondía rápido. Ya era evidente que la noche nos iba alcanzar en la montaña, pero aun podíamos elegir durante cuánto tiempo. Luis me dice que es mejor seguir a las Salinas y ahora me doy cuenta la razón que tenía: a “solo” 40 kms en bajada de montaña, hacia Chile, se hallaban las tierras saladas del desierto blanco de Salinas Grandes. Un lugar que no puedo describirles el tamaño de su belleza. Ver las motos estacionadas en medio de la Sal blanca del desierto fue algo que jamás disfruté en una ruta motera. Máxime fue ver la bandera del club ybrero de Jujuy ondeando con nuestras máquinas y los queridos amigos todos juntos, posando para las fotos ceremoniales mientras soplaba un viento importante y la temperatura caía mucho. El sol ya se escondía del todo, así que aprovechamos para “ir al baño” (en medio de la nada, claro) y usar todas las piezas de los trajes de lluvia que nos quedaban, paleando al frío como sea, aunque pareciésemos muñecos de michelin. Doble pantalón, triple campera… etc. Todo valía.

El GPS confirmaba que estábamos en medio de “culismundi” y solo arrojaba coordenadas sin mostrar camino cercano alguno, pero no nos alejamos yendo por la salina del desierto muchos kms de la ruta ya que cuando te rodea el blanco “mal” es muy fácil perderse.

Qué lugar hermoso para un encuentro ybrero, amigos!. No puedo estar más feliz de compartirlo con ustedes, aunque sea por este medio. Y En persona con los ybreros locales. Fue lo mejor de lo mejor…
Les dejo de describir paisajes y acá les comparto las fotos, para que las disfruten.

Ni bien escapamos de las Salinas; tomamos la misma ruta para el regreso (en realidad no había opción como en Yala). En seguida cayó la noche montañosa sobre nosotros y cuando empezamos el ascenso de vuelta hasta el punto de mayor altura, un tropel de vacas se plantó en medio del camino. Luis y Solange iban delante y yo con Gustavo al medio. La Skua venía atrás. Veo que Luis clava sus frenos y hago lo propio, en la confusa oscuridad sin entender bien lo que pasaba… hasta que llegué al lado de Centauro y con mucho cuidado de no molestar a los “animalitos de Dios” continuamos hacia la mencionada cima de la montaña. La ruta en general no estaba muy señalizada que digamos.

El frío de la noche era duro y persistente, muy ventoso y especialmente si venís de un clima templado. La oscuridad era muy densa y la negrura espesa en la cima. A pesar de que circulábamos todos juntos y a baja velocidad, durante el descenso de regreso hacia Purmamarca se me cayó una idea: tomar la delantera en la bajada y guiarnos con el GPS. Se nos complicaba ver bien el trazado de las curvas en la oscuridad (recuerden las piedritas y las manchas de gas oil…) así que encendí nuevamente el GPS y la ventaja de tenerlo nos mostraba las curvas en su pantalla con sumo detalle, antes de llegar a ellas. Eso ayudó un poco y decidí dar un paso más con la idea: usar mis guiños traseros para “anunciarles” a mis compañeros de viaje cómo eran y de qué lado venían las curvas que teníamos delante. Un par de destellos, curva “normal”, destello prolongado: “curva muy cerrada a 45°” El método probó ser efectivo y pudimos descender de la montaña en la noche y - teniendo cuidado, pero no con “miedo”- disfrutamos el lujo de ese tipo de paseos que quizá no muchas personas pueden tener en su experiencia motera.

Mientras descendíamos, la caravana de tres se hizo de 4. Se nos acopló otra ybr 125 brazuka que venía también en la bajada. Al llegar a Purmamarca -ubicada en la “llanura”- nos pusimos a un costado del camino para decidir si parábamos a cenar algo. La casa de Luis estaba a unos 65 kms todavía, de ese lugar. La ybr 125 también paró junto a nosotros y nos agradeció por la asistencia de maniobras. Increíble: Se trataba de un matrimonio de Berisso, que nos contaba estar viajando hace 15 días a bordo de la moto, yendo con carpas y bultos por doquier. Habían hecho en ese lapso: Chile, Perú y Bolivia. En Argentina habían ido por Mendoza y ahora estaban regresando. Hicieron (hasta ahí) 7.500 kms en 15 días! Me saco el sombrero!!! Un claro ejemplo motero y quizá un poco locos también porque nos dijeron que estimaban llegar a Bs.As. a la noche siguiente si o si…y venían viajando ya hace varias horas.
Los números no daban ni en pedo: 1700 kms en 24 hs? Eso sumado a las horas que ya habían hecho? En una 125, dos personas? Para colmo de males, su ybr estaba “apunada” y regulaba muy acelerada (cerca de 2500 RPM por como sonaba, ya que no había cuentavueltas) Le dije al muchacho del club y prometió revisar nuestra web y foro. (sigo sin tarjetasssssss) – Me reia x dentro mientras hablaba con el conductor de la 125 pensando en una posible conversación con Martincho diciéndoles que estaban relocos. Y en esta ocasión Martín tendría mi voto!! Ja ja

La 125 venía corta de combustible (no había estaciones cerca) así que Marcelo les vendió la nafta extra del bidón, que finalmente por hacer menos kms; no habíamos utilizado. Para ambas partes vino como anillo al dedo esta transacción. Ellos consiguieron su preciado combustible y nosotros aligeramos la carga para una de nuestras motos.

Era medianoche y en Purmamarca a esa hora no hay muchas opciones con lugares abiertos para comer. De todas maneras comimos algo (casi tan mal o peor que en la Cornisa el día anterior) y reanudamos el regreso hacia Palpalá, habiendo experimentado un día fantástico en paisajes de ensueño… junto a amigos del club ybrero y recorriendo de día y de noche esta increíble ruta motera.

Pienso en cómo voy a extrañar todas estas cosas maravillosas y gente de buen corazón, cuando me toque volver…! Ahora sí que entiendo lo que quiso decir el cantor que una vez hizo popular la frase: “viera qué lindo mi país, paisano!”

CONTINUARA…

Abrazo grande a todos!
Danny Karaoke